La psicoterapia es, ante todo, una posibilidad de encuentro humano. El marco en el que se desarrolla es en el de la relación de ayuda. Es ejercida por un profesional debidamente formado y acreditado para esta tarea.

El encuentro, en primer lugar, es “interpersonal” entre el terapeuta y el cliente. La aspiración final de este encuentro interpersonal es la de fortalecer el encuentro “intra-personal o intra-psíquico”, que permita un conocimiento más profundo y verdadero de uno mismo. Para ello, caminamos junto a la persona desde el lugar en el que está hacia el lugar al que quiere llegar.

Lo motivos para “visitar al psicólogo” puede ser muy variados y de toda índole (personal, social, laboral, familiar). Estos motivos, o demandas, una vez recogidos por el terapeuta comienzan a ser “observados e investigados” (no juzgados, ni diagnosticados) junto al cliente en un ambiente de respeto, de intimidad, de observación y de atención.

Durante esta “investigación” se proponen un conjunto de técnicas y metodologías que favorecen la atención y que promueven la integración y el cambio.  Los efectos se producen más profundamente cuando la persona, por un lado, consigue acercarse a su historia emocional y, por otro lado, conecta con los recursos propios y con sus capacidades auténticas para mejorar la vida, el estado de ánimo y prepararse para el futuro comprendiendo su pasado. 

Creamos un espacio en el que mediante la observación de aquello que nos desborda y requiere nuestra atención, podemos juntos encontrar lo que falta y es necesario, y a veces urgente, incorporar para abrir las puertas al siguiente paso de nuestra vida o encontrar una explicación sencilla, profunda y coherente a aquello que durante tanto tiempo ha condicionado nuestra vida, nuestras reacciones, nuestras relaciones y nuestro autoconocimiento. Comprender qué es lo que está sosteniendo estos aspectos, ir al origen (en ocasiones insospechado), y observarlo con la mayor ecuanimidad posible libera nuestra fuerza, hasta ahora retenida, para estar más presentes en la vida y en las tareas cotidianas.

Abarcamos la mayoría de patologías y situaciones vitales. El ritmo de las sesiones transcurre, en función de la demanda presentada por el paciente y de su cuadro diagnóstico, entre momentos de exploración de los recursos y momentos de trabajo emocional. Para desarrollar recursos, la realización de ejercicios de movimiento, dibujo y pintura, así como ejercicios de concentración y atención sostenidas son sumamente importantes. Para el trabajo emocional, utilizamos enfoques y metodologías consolidados en el mundo de la psicoterapia, y técnicas más novedosas y potentes (como el Brainspotting o el Biofeedback). Todo ello nos permite explorar y sanar nuestros aspectos más disociados o traumatizados. Pero sobre todo nos lleva a conocer y conectar con nuestras posibilidades y capacidades.

Si encuentras en ti ansiedad, tristeza y miedos; si tus reacciones son en ocasiones incontroladas y no coherentes con lo que las provoca; si sientes que alguna faceta de tu vida se quedó atascada, si repites patrones que saltan automáticamente y con gran fuerza, quizás sea el momento de pedir ayuda terapéutica. La mejor versión de ti está esperándote.